La ciudad no experimentó un deterioro en sus ingresos, pero sí en su gestión, que se explica en parte por una alta rotación del personal administrativo, perdida de gestión basada en la cooperación público-privada, así como en la debilidad en el uso de evidencia para realizar diseños de política rigurosos.
La confianza de la ciudadanía en la Alcaldía de Medellín y en la mayoría de las instituciones públicas del distrito cayó a niveles históricamente bajos. Esta pérdida de confianza se suma a un notable incremento en la insatisfacción con la gestión de los recursos públicos, que alcanzó un 23% de descontento en la población.
Entre 2020 y 2023, se evidenció un preocupante incremento en el número de hogares que experimentan dificultades para acceder a tres comidas diarias, alcanzando el nivel más alto en los últimos 18 años, con un 28% de hogares afectados. Este fenómeno que comenzó a agudizarse durante la pandemia persistió a pesar de la reactivación económica de la ciudad.