El acceso a una vivienda es esencial para la satisfacción de las necesidades básicas de una persona como el resguardarse de condiciones climáticas adversas. Sin embargo, una vivienda adecuada va más allá del concepto de cuatro paredes y un techo, pues también debe satisfacer las necesidades de privacidad, seguridad y la tenencia de un espacio personal que permita descansar adecuadamente y desarrollar relaciones y una vida en familia. En efecto, el derecho a una vivienda adecuada hace parte del derecho a un nivel de vida adecuado, contemplado entre los Derechos Humanos, de ahí que éste sea un componente esencial de la calidad de vida de las personas.
Por otro lado, la calidad de vida y el estado de salud de las personas están influenciados de manera importante por su capacidad para acceder a los servicios públicos básicos. Según lo define la OIT (s.f) “Los servicios públicos de suministro (agua, electricidad y gas) son fundamentales y desempeñan un papel esencial en el desarrollo económico y social. Los servicios públicos de suministro de calidad son una condición sine qua non para la erradicación efectiva de la pobreza”.
Los servicios públicos de suministro de calidad son una condición sine qua non para la erradicación efectiva de la pobreza.
Considerando que en la actualidad la mitad de la humanidad vive en asentamientos urbanos y que esa proporción ascenderá al 60% para el 2030, la agenda global de Desarrollo Sostenible, contenida en los ODS, contempla como undécimo objetivo “ciudades y comunidades sostenibles” en un entorno en el que el crecimiento urbano y la densidad poblacional relativamente alta generan aumentos en la eficiencia e innovación tecnológica pero, de manera simultánea, mayores presiones sobre los recursos e incapacidad para proveer de una vivienda adecuada a cada hogar. De ahí que este objetivo proponga entre sus metas la provisión de acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles.
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En ese contexto, Medellín Cómo Vamos analiza la evolución de la vivienda en Medellín en términos de indicadores objetivos como el inventario de viviendas, su distribución por estratos y comunas, la tenencia de vivienda, el déficit cuantitativo y cualitativo de vivienda y la oferta y demanda del mercado inmobiliario. Asimismo, en el caso de los servicios públicos, el programa monitorea y evalúa las tasas de cobertura de estos y los niveles de consumo por habitante y viviendas.
En lo que respecta a indicadores subjetivos, la Encuesta de Percepción Ciudadana aporta información correspondiente a satisfacción con el barrio y la vivienda que se habitan, propiedad reportada sobre la vivienda y razones para no tener vivienda propia; en servicios públicos se pregunta a los ciudadanos por la satisfacción con cada servicio público.
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