Hasta 35 años después se ven las repercusiones en calidad de vida de un embarazo adolescente en Antioquia, donde, además, el 73% de las madres adolescentes tienen más de un hijo, en contraste con el 53% de las madres adultas.
Esta realidad es especialmente crítica en dos subregiones: Bajo Cauca y Urabá. En la primera, la inseguridad alimentaria severa y moderada para hogares con madres adolescentes en 2021 fue de 59% y en Urabá del 51%; mientras en los hogares con embarazo adulto fue de 43 y 42% respectivamente.
Hasta 5 años después de su primer hijo, la tasa de desempleo (2021) para mujeres adolescentes es de 43%, mientras que para las madres adultas es de la mitad y 11 años o más es de 24% para quienes fueron madres adolescentes y 16% para quienes tuvieron su primer hijo después de los 19 años.
Ahora bien, se estima que quienes no fueron madres adolescentes tienen hasta ingresos superiores en un 77% a quienes sí lo fueron. En Medellín entre las mujeres no pobres (2022) quienes fueron madres adolescentes devengaban en promedio $1.056.148, mientras que las madres adultas tienen ingresos promedio de $1.867.422
Así mismo sucede en el ámbito educativo, pues al menos una de cada tres madres adultas logra acceder a educación superior, mientras solo una de cada siete madres adolescentes continúa su formación una vez termina el colegio.
Desde Medellín y Antioquia Cómo Vamos apoyamos con estos datos y análisis a la Fundación Juanfe; que anunciará este primero de agosto su operación en Urabá donde, de la mano de la Gobernación de Antioquia, implementará su reconocida metodología para evitar el embarazo subsecuente (posterior al nacimiento del primer hijo) y acompañar a las madres adolescentes a superar los círculos de pobreza que estos datos retratan.
Por Mónica Ospina L.
Directora Medellín Cómo Vamos
Columna publicada en ADN Medellín el 10/07/2024
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