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Medellín frente al COVID-19, ¿qué podemos esperar? Desde Medellín Cómo Vamos presentamos nuestro documento de Observaciones y recomendaciones al Anteproyecto del Plan de Desarrollo de Medellín, 2020-2023

 

Medellín frente al COVID-19, ¿qué podemos esperar?

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06 Apr 2020

Desde Medellín Cómo Vamos presentamos nuestro documento de Observaciones y recomendaciones al Anteproyecto del Plan de Desarrollo de Medellín, 2020-2023

Documento: Observaciones y recomendaciones al Anteproyecto del Plan de Desarrollo de Medellín, 2020-2023 

Presentación: Observaciones y recomendaciones al Anteproyecto del Plan de Desarrollo de Medellín, 2020-2023 

Aunque los efectos de la crisis por la pandemia del COVID-19 son inciertos, esta tendrá un impacto en la contracción de la economía y la pérdida masiva de empleos, principalmente, del manufacturero (textiles, prendas de vestir, cuero, papel, impresión y edición, caucho, plásticos y metales, equipos, el sector de la construcción, el comercio al por mayor para bienes no básicos, comercio al por menor de bienes no básicos, sector transporte, hotelería y turismo, restaurantes, arte y entretenimiento – Universidad de los Andes, Facultad de Economía, Nota Macroeconómica No. 11, 2020).

Si se tiene en cuenta la composición del empleo en la región metropolitana, estamos hablando de un impacto altísimo, pues la primera actividad empleadora en los últimos años ha sido la de comercio, hoteles y turismo con un 30%, mientras la industria manufacturera ocupa un tercer lugar con un 18% y la construcción y el transporte participa cada uno con un 8% (MCV, 2019, Informe de Calidad de Vida de Medellín, 2018 p. 99)

La contracción de la economía, la pérdida de empleos, claramente tendrán un impacto en las finanzas municipales. Es evidente que los ingresos tributarios se verán mermados, vía mayor morosidad por el pago del Impuesto Predial y de Industria y Comercio, por ejemplo, pero también vía un achicamiento de la base impositiva, producto del cierre de empresas y comercios.

Asimismo, es posible anticipar una caída de las utilidades de Empresas Públicas de Medellín, vía una reducción de la demanda de servicios públicos. En el caso de la energía eléctrica, de acuerdo con estimaciones iniciales en países de Asia y Europa, que han sido más afectados por la cuarentena, la demanda eléctrica ha disminuido entre el 15% y el 20% (BID, 2020). La pregunta crucial será si EPM podrá garantizar el monto de transferencias ordinarias y extraordinarias al municipio de Medellín, planteadas en el Plan Financiero del Anteproyecto, dado su compromiso social con la calidad de vida de los ciudadanos en Medellín, o por el contrario, la crisis la golpeará tan fuertemente que dichas transferencias terminarán golpeadas y con ella la inversión social del municipio en un momento de crisis económica y social.

¿Qué encontramos al analizar el Anteproyecto?

Los resultados del análisis que realizamos al Anteproyecto del Plan de Desarrollo de Medellín, antes de la crisis, nos muestran que, infortunadamente, éste no integra una metodología coherente entre la priorización de problemas a intervenir, la construcción de diagnósticos sólidos que construyan problemas públicos a resolver, los objetivos de los componentes y los instrumentos programáticos de intervención. El Anteproyecto es débil en todos sus componentes, con diagnósticos superficiales, objetivos mal planteados y desconexión entre problemas, propósitos de los componentes, programas, indicadores y presupuesto.

Aunque las universidades Nacional y de Antioquia fueron convocadas por la Alcaldía para coadyuvar en la construcción del Anteproyecto, dado el resultado final presentado el pasado 28 de febrero, que muestra una gran desconexión entre las partes y una debilidad en todos los componentes que lo conforman, es evidente que también hubo desconexión entre los partícipes de la construcción incluyendo las universidades y que el saber y experticia al interior de la administración fue dejado de lado para la construcción del Anteproyecto.

Por su parte, los cinco retos de ciudad que se plantean en el Anteproyecto y que nutren las cinco líneas estratégicas, no se derivan del diagnóstico de ciudad incluido. La mayor falencia es que mientras en el diagnóstico general la desigualdad es un aspecto central, esto no se ve reflejado explícitamente en ninguno de los retos. Así, los retos no surgen de diagnósticos, sino que parecen expresar las apuestas estratégicas de la administración actual.

Los indicadores usados hasta el momento no necesariamente se relacionan con los desafíos presentados. Por ejemplo, no se incluyó ningún indicador asociado a logro escolar, cuando es uno de los mayores desafíos de la ciudad en materia educativa. Tampoco se incluyeron indicadores asociados a la tasa de desempleo de los jóvenes y el porcentaje de jóvenes que ni estudian, ni trabajan (Nini), aspectos que constituyen dos de los mayores desafíos de Medellín al 2030.

En materia de salud, aunque se menciona entre los retos las dificultades y las demoras en el sistema en términos de barreras en el acceso, dentro de las apuestas señaladas mediante programas e indicadores no se encontró la continuación en la implementación el Modelo Integral de Atención en Salud -MIAS-, el Centro Integrado de Gestión del Acceso en Salud -CIGA- ni la gestión administrativa y financiera de la EPS Savia Salud, asuntos que son de urgencia para el municipio. Algunos de ellos no se les establece línea de base, aunque la ciudad si cuenta con dicha información, y las metas en muchos casos son poco ambiciosas. Excepción que vale la pena resaltar es la de lo relacionado con las condiciones nutricionales, principalmente de la primera infancia, en donde las metas son ambiciosas y en sintonía con una apuesta estratégica que busca igualar las oportunidades de desarrollo para todos los niños y niñas de la ciudad.

En cuanto al Plan Plurianual de Inversiones se evidencian también algunos vacíos en cuanto a correspondencia de componentes y recursos y asimetrías muy grandes en los recursos asignados a los programas. Además de que se encontraron ocho de ellos desfinanciados. Se esperaría que en la propuesta modificada que se presente al Concejo incluya un mayor nivel de desagregación de los programas, bajando a proyectos estratégicos que permitan trazar una ruta más expedita entre problemas identificados, ambiciones y recursos invertidos.

Preocupa especialmente la vaguedad de la descripción de los programas y dados los cuantiosos recursos que se invertirán: $18,1 billones de inversión social para este cuatrienio, es relevante que queden muy bien descritos, además de que se baje a escala de proyectos. Asimismo, es relevante que no solo los componentes tengan indicadores, todos ellos de resultado, sino que cada programa y si se incluyen proyectos, como es de esperar, contenga indicadores de producto.

¿Qué sigue después del COVID-19?

Ahora bien, en el contexto de la Emergencia por el COVID-19, se tiene que en crisis pasadas como la de 1991/1992 y 2008/2009 el gobierno nacional tardó aproximadamente seis meses para dar cuenta de los cambios reglamentarios necesarios para sobrellevar la emergencia. Esto en tanto, el legislativo debe reunirse para hacer las modificaciones a que haya lugar, dada la situación de Emergencia Económica, Social y Ecológica, y por el carácter de cambios de orden Estatutario.

No obstante, el gobierno nacional recién acaba de expedir el Decreto Legislativo 512 de 2020 en el cual se autoriza temporalmente a los gobernadores y alcaldes para realizar movimientos presupuestales, en el marco del Estado de Emergencia, que los facultan para realizar adiciones, modificaciones, traslados y demás operaciones presupuestales a que haya lugar en el marco de sus competencias y sólo durante el término de la Emergencia. Este Decreto no se encontraba dentro del marco jurídico vigente, dando un margen más amplio de maniobra a las entidades territoriales para hacer frente a la Emergencia.

Asimismo, para la definición del Plan de Desarrollo de Medellín, si no se mueven los plazos (debe ser aprobado máximo el 31 de mayo de 2020 por el Concejo de la ciudad), aunque con el Decreto mencionado hay un mayor margen de maniobrabilidad en la asignación de recursos, el Plan Financiero y  el Marco Fiscal de Mediano Plazo son inflexibles en el corto plazo, con lo cual no se podrán prever con certeza los menores recursos con los que contará la Administración para financiar el Plan de Desarrollo y hacer el proceso de planeación en consecuencia.

La prioridad, dada la crisis, será la inversión en atención a población vulnerable, mientras se mantiene la inversión en el capital humano vía inversión en educación y salud. A la par con una estrategia al estilo de un Plan Marshall, donde la prioridad es la reactivación de la economía. Esto implica una inversión local que permita mayores impactos en materia de creación de empleos de choque, asociados por ejemplo a la construcción de viviendas, infraestructuras, equipamientos, como, por ejemplo, lo contemplado en el Anteproyecto en relación con la construcción de dos ciudadelas universitarias, una cárcel para sindicados y doce escenarios deportivos. Estas obras deben tener sentido de prioridad en la inversión local. Además, apalancar recursos para subsidiar créditos para los trabajadores cuenta propia y empresarios y emprendedores más vulnerables, tomando como referente el Banco de las Oportunidades.

Experiencias previas como lo acontecido con la administración de Alonso Salazar, 2008-2011, el cual ejecutó una política contracíclica, donde la construcción de vivienda para los sectores más desprotegidos de la población y la construcción de infraestructura para los escenarios de los juegos suramericanos fueron clave en principio para una caída transitoria del desempleo y más adelante para consolidar la recuperación, donde la ciudad y la región experimentaron un aumento mayor del empleo formal frente al resto de las trece áreas metropolitanas (Banco de la República, 2011).

En cuanto a la construcción de viviendas de interés social, dado un contexto económico desfavorable, el sector privado jugó un papel clave al allegar recursos para el cierre financiero de muchas familias que no podían acceder a las viviendas construidas por el municipio, en una estrategia que se llamó Viviendas con Corazón.

Todas estas experiencias previas, al igual que las realizadas bajo el gobierno de Juan Gómez Martínez, deberán ser revisadas por el gobierno local, apoyándose en el Departamento Nacional de Planeación, el cual puede orientar a los gobiernos municipales y departamentales en las inversiones que deben ser priorizados por sus mayores impactos económicos conEn materia de empleo, los programas de Valle del Software están orientados a la generación de empleo calificado y formación en áreas STEM y afines, sin proponerse estrategias de empleo de corto, mediano o largo plazo para la población no cualificada, quien es usualmente la más perjudicada en las crisis económicas.tra cíclicos.

En el marco de la pandemia del COVID 19 que hoy afecta al mundo, la estrategia del Valle del Software debería ser repensada, desde su propósito, objetivos y programas. Como estrategia de desarrollo económico de Medellín para el periodo 2020-2023, el Valle del Software debe considerar los efectos y retos que tendrá esta crisis sobre el empleo y la empresa, entendiendo que las condiciones serán distintas a las que hoy se plantean en el diagnóstico.

Es importante que se consideren las posibles dificultades que, en materia de sostenibilidad financiera, enfrentarán las MiPymes, de modo que se planteen estrategias que permitan auxiliar a este tipo de empresas que tienen un peso tan importante en la base empresarial de la ciudad.

En materia de empleo, los programas de Valle del Software están orientados a la generación de empleo calificado y formación en áreas STEM y afines, sin proponerse estrategias de empleo de corto, mediano o largo plazo para la población no cualificada, quien es usualmente la más perjudicada en las crisis económicas. Esto supone un reto importante, dado que en el marco de la recuperación de Medellín luego de la pandemia del COVID 19, se requerirán estrategias e inversión que tengan impacto de corto plazo en el empleo para mitigar los efectos económicos y sociales de esta pandemia, el problema de desempleo creciente en la ciudad no puede ser abordado únicamente desde la mejora de la empleabilidad y la formación STEM planteadas en el Valle del Software.

En cuanto a una mayor inversión en población vulnerable, bajo un contexto de crisis económica y social, implicará necesariamente mejorar los mecanismos de focalización. La puesta en marcha del Sisbén IV en el país está atrasada, debería entrar en funcionamiento en el mes de junio. Medellín presentaba un retraso en la recolección de la información vía encuestas (A 21 de diciembre, el municipio de Medellín logró el 75% del barrido de la Encuesta Sisbén IV, que era la meta mínima fijada por el DNP), con lo cual tendrá que pensarse en alternativas para retomar la información con la que ya se cuenta para el proceso de asignación de subsidios de forma articulada con el gobierno nacional y departamental.

Por último, la reasignación de los recursos de inversión contemplados en el Plan Plurianual de Inversiones debe tomar en cuenta el sentido de urgencia de las inversiones, la rentabilidad económica y social de los diferentes programas y proyectos del POAI. Este ejercicio de priorización no es sencillo, pero es indispensable para solventar la crisis y poscrisis del COVID-19 en la ciudad, desde la acción pública local.

Sí es del caso, posponer la apuesta por la Cuarta Revolución Industrial y darle un compás de espera, en el cual estos cuatro años sirvan para repensar un modelo de desarrollo que sin dejar a nadie atrás enrute a la ciudad en un desarrollo sostenible, como se propone en la agenda de Objetivos de Desarrollo Sostenible al año 2030, que hoy está más vigente que nunca, y se puedan aprovechar los aprendizajes que está dejando el periodo de cuarentena.